Es una fase de gran importancia en el procedimiento del cuidado de las heridas, aún cuando existe bastante confusión acerca de la forma de realizarla.
El hecho de limpiar correctamente una herida va a tener una relación directa con las condiciones óptimas de la cicatrización.
El primer objetivo de la limpieza de la herida es la de retirar restos orgánicos e inorgánicos presentes en la lesión, exudados y desechos metabólicos, siempre antes de la aplicación de un apósito, con lo que mantenemos las condiciones óptimas para el proceso de curación, pero también podemos destacar otros beneficios:
- Rehidratar la superficie de la herida para facilitar el medio húmedo más favorable para el proceso de cicatrización.
- Preservar la piel perilesional, retirando restos de adhesivos irritantes y un exceso de humedad que puede originar maceración, así como la excoriación por la acción de las enzimas del exudado y las bacterias tóxicas presentes en la piel.
- Facilitar el calibrado del tamaño y extensión de la lesión.
- Disminuir el riesgo de infección.
Tanto la Agency for Health Policy an Research de Estados Unidos como el GNEAUPP español recomiendan para la limpieza delas úlceras:
- La limpieza del lecho de la lesión y de la zona periulceral con suero salino isotónico, que facilitará la retirada de los restos de piel, detritus, exudados y residuos de apósitos si existieran.
- Utilizar la mínima fuerza mecánica al limpiar la úlcera, así com para el secado posterior.
Bibliografía: Atención integral de las heridas crónicas. GNEAUPP. 2004 S.P.A.
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