Una de las diferencias de las heridas crónicas en relación con las agudas es la existencia de exudado de elevados niveles de unas enzimas llamadas proteasas que pueden enlentecer el proceso de cicatrización.
Los apósitos moduladores de las proteasas permiten regular la presencia de estos enzimas en el lecho de la herida, y por lo tanto, poner las heridas crónicas en unas condiciones óptimas para su cicatrización.
Cuando el apósito se pone en contacto con el exudado, la matriz lo absorbe y forma un gel suave y biodegradable que inhibe la acción de las metaproteasas, protegiendo también los factores de crecimiento naturales.
Bibliografía: Atención integral de las heridas crónicas. GNEAUPP. 2004 S.P.A
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